Hoy se celebra el día del amigo y como en muchas otras ocasiones, me encuentro lejos de mis grandes amigos ya que arrancaron mis vacaciones de invierno y me encuentro lejos junto a mi familia.

Es posible que esta distancia haya sido el disparador de una idea que se instaló en mi cabeza y no deja de darme vueltas: hay quienes hoy no festejaran el día del amigo con nadie simplemente porque no tienen amigos. Y por alguna razón que desconozco, esa idea se materializó en mi mente con la imagen de un antiguo compañero del secundario que se llamaba Antonio Morales Moreira.

Con Antonio compartimos un par de años en el Colegio San Agustín, hasta que tuvo que cambiarse de colegio porque sus notas no cumplían lo requerido por la institución para poder continuar. El “Tony Moreira”, como le decíamos a veces a ese ser de nombre rudo, era en realidad un adolescente introvertido y con aspecto de nerd. Nunca le conocí ninguna persona que pudiera calificarse como su amigo.

Tiempo después de haber cambiado de colegio, lo volví a ver con un claro trastorno psicológico y años más tarde supe que incluso llegó a estar internado en un psiquiátrico. Intenté en varias oportunidades saber de su paradero a lo largo del tiempo, hasta que este año me enteré que había fallecido cerca de sus 40 años. No sé mucho de su vida realmente, pero tengo esa triste impresión de que no tuvo nunca la dicha de contar con un amigo verdadero e incondicional.

Hay cosas que simplemente no pueden cambiarse, eso lo sé, pero de todos modos tengo la necesidad de convertir esa historia trágica en algo que tenga un final diferente. La historia del Tony Moreira es en parte también mi historia y aunque el ya no esté yo sé que puedo hacer que su vida trascienda más allá de su existencia física (que es lo que muchos creen que es el propósito de nuestra vida).

Y así fue que decidí empezar a utilizar el seudónimo de “Tony More”. Para los que no están familiarizados con eso de los seudónimos en el mundo literario, es algo muy común que cuando uno se presenta en un concurso de letras, el material presentado deba identificarse con un seudónimo en vez del nombre real. La idea es que luego el jurado pueda evaluar cada obra sin dejarse influenciar por el nombre del autor, ya que el mismo no acompaña la obra sino un nombre de fantasía.

Así que hoy les dejo un poema alusivo al día de la amistad, el cual colgara de alguna pared de este espacio con la idea de eternizar a alguien que forma parte de mi historia y vive a través de mis recuerdos.

Recuerdos Inmortales – Tony More

El recuerdo es inmortal cuando rehúsa desvanecerse
Será por lo trascendente de la experiencia
Será por lo inconclusa o por lo inaceptable del desenlace
Será por la necesidad de reescribir esa historia

Nos unió la soledad, los miedos y la incertidumbre
El tratar de encajar y sobrevivir a lo desconocido
Entender como esquivar el dolor y seguir como sea
Todo ese tiempo juntos… a la par… en igualdad

Compartimos ese laberinto de emociones
Y nos cruzamos en tantas vueltas
Que supuse que saldríamos por el mismo camino
Yo me salve… Me salvaron

Vos me ayudaste, seguramente sin saberlo
Te llevaste sin buscarlo todas las miradas
Y alejaste de mí esos golpes… fuiste mi escudo
Dejándome menos expuesto, menos vulnerable

Pero tu suerte fue otra y te absorbió por completo
Nunca más te levantaste de esos giros adolescentes
Nunca más saliste de ese espiral de voces internas
Y nuestros miedos fueron tu hábitat de por vida

Para mi igual siempre estarás… sonriendo…
Acomodando tus lentes y siempre dispuesto
Llenándome de muchísimas cosas simples
Que te hacían único y amigable

Tu recuerdo perdura y tu presencia se hace eterna
Te llevo a donde nunca fuiste y te hago presente
Acá estas… transcendiendo la física del mundo
Porque para mi tu vida tuvo un recuerdo imborrable… Amigo

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