A pesar de que la mayor parte de mis vacaciones en la infancia las pase en Mar del Plata, recien conocí en primera persona a las famosas medialunas de Atalaya durante la adolescencia. Esto se debió fundamentalmente a que de chico siempre viaja en tren a la costa y recién me moví a la variante por Ruta 2 cuando tenia unos 16 o 17 años.
Apenas pasando el kilómetro 100 de la Ruta 2, aparece a ambas manos el gran cartel de Atalaya, parada obligada de todos aquellos que van hacia algún destino playero de la Ruta 2. El lugar es conocido por sus medialunas, que son un manjar, aunque también hacen otro tipo de facturas y panificados.
La oferta de productos abarca incluso toda la variedad de alfajores, conitos de dulce de leche e infusiones varias de cafetería para tomar en el salón.
Todo se produce en el lugar, donde tiene un sector destinado a la elaboración de sus productos que son muy frescos.
Por supuesto que yo me lleve mi media docena de medialunas de manteca para comer en el camino… compartiendo con mi hijo.
Y una cajita de alfajores mixtos para hacer la comparación correspondiente con los tanques de «La Feliz»…